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El frenesí de la vida urbana en la capital, Dakar, da paso a playas relajadas llenas de sitios perfectos para hacer surf y a una de las mejores reservas ornitológicas del mundo. Puede reservar vuelos a Senegal sabiendo a ciencia cierta que la gente es amable, la comida es deliciosa y hay actividades suficientes como para mantenerle ocupado durante semanas.
Dakar es una ciudad ruidosa y animada cuyo amor por la música es evidente dondequiera que vaya. La medina está repleta de tiendas y casas, y es uno de los barrios más animados de la ciudad. En él encontrará sastres que le harán un traje a medida o simplemente podrá pasear por sus calles descubriendo el último pop senegalés y la última moda, y deteniéndose a admirar la Gran Mezquita, que data de 1664. Merece la pena ver los edificios coloniales de la plaza de la Independencia, pero dedique más tiempo al Village des Arts, que acoge el trabajo de los artistas más importantes de Senegal.
Fuera de Dakar, Senegal tiene una gran cantidad de cosas que ofrecerle. Saint-Louis fue el primer asentamiento francés en África y hoy día es un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Está situado en una isla del río Senegal; es un enclave tranquilo y anticuado, de arquitectura colonial. La zona que se extiende a lo largo del río Casamance es un entorno tropical, con manglares, pequeñas islas y una serie de playas concurridas en Cap Skirring. Pase una noche en Ziguinchor, que tiene muchos árboles, un ambiente relajado y edificios históricos.
Aunque no sea un aficionado a la observación de aves, se quedará impresionado con la sublime flora y fauna del Parc National des Oiseaux du Djoudj (Parque Nacional Ornitológico de Djoudj), también conocido como la Reserva Ornitológica Nacional de Djoudj. En este parque de 16.000 hectáreas y casi 300 especies de aves podrá ver con toda seguridad especies que no había visto antes. La mejor manera de verlo es en barca, aunque también puede recorrerlo en bicicleta.