Vuelos a la República de Madagascar
Antananarivo es el punto de partida ideal para explorar Madagascar, ya que su vuelo aterriza en la colorida y animada capital.
Conocida también como Tana, la ciudad se extiende por las tierras altas centrales de Madagascar. Sus mercados rebosan actividad y sus entusiastas vendedores ofrecen todo tipo de productos, desde alimentos frescos hasta elaboradas telas. Adéntrese en el bullicioso mercado de Analakely, el más grande de la ciudad, donde el aroma de la cocina malgache impregna el ambiente y expertos artesanos exhiben sus singulares creaciones.
Si bien la ciudad destaca como núcleo comercial, Antananarivo se caracteriza por su imponente arquitectura colonial y sus diversos enclaves históricos. Déjese sorprender por el Rova de Antananarivo, un majestuoso palacio fortificado encaramado en la colina más alta de la ciudad, o explore la valiosa colección de piezas históricas que alberga el igualmente impresionante Palacio de Andafiavaratra.
Ubicada en la ladera de una colina, Antananarivo brinda espectaculares vistas que sirven de anticipo de la extraordinaria belleza natural de Madagascar. En verano, las flores de los jacarandas tiñen las calles de la ciudad con su llamativo color violeta. A poca distancia de Antananarivo, Lemurs’ Park, o el parque de los lémures, ofrece a sus visitantes la oportunidad de contemplar diversas especies de lémures en libertad, así como una extensa variedad de plantas autóctonas del país.
Por otro lado, la colina real de Ambohimanga, situada a las afueras de la ciudad, goza de gran popularidad entre los visitantes. Este lugar, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, brinda una fascinante perspectiva de la cultura malgache gracias a su relevancia espiritual e histórica. Déjese transportar al reino precolonial de Imerina mientras pasea por su antigua capital y visita sus lugares de enterramiento, sus espacios rituales y su bosque sagrado.
Pero su viaje no termina en Antananarivo: los impresionantes parques y reservas naturales de Madagascar también tienen mucho que ofrecer. En el norte del país se encuentra el parque nacional de la Montaña de Ámbar, donde las montañas volcánicas asoman entre las nubes y el fosa, el único depredador de Madagascar, merodea sigilosamente. Si lo prefiere, diríjase al oeste para explorar la reserva natural de Tsingy de Bemaraha, declarada también patrimonio de la humanidad por la UNESCO y caracterizada por sus imponentes formaciones de piedra caliza y sus emblemáticos baobabs.
No puede marcharse de Antananarivo sin degustar la exquisita cocina malgache. El arroz es la base de la mayoría de los platos tradicionales y suele ir acompañado de un plato principal de carne o pescado. El romazava, plato nacional de Madagascar, es un contundente guiso de carne de cebú, de intenso sabor, servido habitualmente con una salsa picante de pimiento rojo.